30 de octubre de 2010

Fama Revolution... reflexión

Tras las últimas situaciones acontecidas en "Fama Revolution", he pensado mucho. Ya sé que, desgraciadamente, uno de los factores más influyentes para que un bailarín se dé a conocer es por los enchufes que tenga. Si tu padre, tu hermano o el tío del técino de sonido tiene una compañía importante o un programa en la televisión, lo tienes más fácil para que te llamen en más sitios. También si eres el primero que bailaste ese tipo de danza en tu ciudad o pueblo, ya tienes mucho peso, aunque termines demostrando tus miles de carencias.
Pero creo, o espero, que esa gente termine perdiendo su tirón, ya que el público cada vez es más exigente y no se deja tanto llevar por si eres conocido o no.
Bueno, creo que me he desviado un poco del tema. Lo que quería decir es que un bailarín es un verdadero profesional cuando conoce sus limitaciones y es humilde. Debe ser consciente de que hay que seguir aprendiendo, que siempre va a haber alguien que lo haga mejor. Pero tampoco hay que desmoronarse, simplemente aprovechar a esa gente que sabe más para adquirir esos conocimientos. Sin embargo, no solo hay que captarlos, sino darles tu toque personal. No vale con hacer las mismas cosas que el compañero, lo importante en innovar y crear un estilo propio siempre desde dentro de la humildad. No vale con ser prepotente y pensar que se está por encima del bien y del mal. Además, me fastidia mucho que dentro del mundo de la danza la gente tienda a pisotearse. Creo que deberíamos apoyarnos unos a otros, dar oportunidades, trabajar juntos, intercambiar opiniones y sensaciones sobre lo que nos apasiona. Pero, bueno, supongo que todo esto suena algo utópico.
Aun así, sigo pensando que se puede porque las personas que bailan de verdad, no por hacerse famosas y ganar dinero simplemente, lo hacen de corazón. Todo el que se sube a un escenario, proyecta su personalidad y expone sus sentimientos a los demás y eso se llama generosidad. Y los generosos son buenas personas.
A parte de todo esto, creo que un buen bailarín no sólo debe tener sentido musical, ritmo y sensibilidad, sino debería cuidar su cuerpo para ser más ágil, efectuar los movimientos con más limpieza y tener nociones de otros bailes que no son el suyo.

1 comentario: